Valparaíso, Imprenta de El Mercurio 1877(Public domain, wikimedia commons). |
Como es bien sabido doña Catalina de los Ríos Lisperguer, apodada comúnmente "La Quintrala" fue una encomendera de la época colonial, despiadada, soberbia y responsable de una veintena de crímenes. Desempolvando los viejos archivos de la colonia la rescató en el siglo XIX don Benjamín Vicuña Mackenna, figura icónica de Chile, comparándola con "Lucrecia Borja" por su crueldad y sadismo. A partir de entonces, se constituyó en un tópico fundamental de la literatura chilena infiltrándose en todas las áreas de nuestra cultura. Desde todas las perspectivas se ha intentado explotar su figura. Cientos de novelas, artículos, ensayos, tesis doctorales, monografías, conferencias, coloquios, entregas radiofónicas, obras de teatro, series televisivas, incluso óperas, han tratado de interpretar su figura sin llegar a conseguirlo por completo.
La figura de “La Quintrala” ha sido instrumentalizada por multitud de dramaturgos hispanoamericanos, que han visto en su perfil el adalid de sus reivindicaciones de clase, de sus denuncias de los desmanes de la sociedad colonial, trasladadas en expresiones plagadas de metáforas a nuestro mundo contemporáneo. "La Quintrala" es el crisol en el que se funden las contradicciones más arraigadas de nuestra idiosincrasia como son el clasismo, el racismo e incluso el arribismo chileno. En “La Quintrala” han hallado eco también reivindicaciones feministas, estudios criminológicos, perfiles psicológicos, tendencias sociológicas… Asimismo, “La Quintrala” ha suscitado el interés de estudiosos de la etnografía, la semiótica, la historia y estudios sociales de todo tipo. Fusión de religión con paganismo, esoterismo e idolatría, subversión de los códigos éticos de una sociedad, inversión de valores establecidos, irracionalidad. Especialmente importante ha sido en el campo de la literatura, donde su figura se ha desdoblado en cien mil caracteres y peculiaridades, dotándola de una especial versatilidad, para adentrarse en los sombríos misterios del corazón humano.
No cabe duda por tanto de que “La Quintrala” es un tópico importantísimo de la cultura chilena, que es conocido y estudiado por académicos de todo el continente e incluso en las universidades americanas, como la de Texas y otras muchas. ¿Podría por tanto compararse “La Quintrala” a “El Quijote”? Al margen de que “El Quijote” fuera una creación genial de la literatura, los dos son tópicos literarios de gran dimensión y cabe preguntarse ¿Qué los diferencia? En mi opinión una de sus diferencias fundamentales es que “La Quintrala” es una historia de carácter eminentemente regional mientras que “El Quijote” es conocido universalmente. Cabe preguntarse por qué la historia de “La Quintrala” no ha sido suficientemente conocida en Europa. ¿Es acaso una historia de indianos, de poca enjundia…? En una ocasión un político chileno dijo que uno de los grandes problemas que tiene Chile es su aislamiento internacional debido a su posición geográfica. Estoy totalmente de acuerdo.
Para entender a “La Quintrala” es importantísimo comprender cuál fue la génesis del personaje histórico. Una de las contradicciones fundamentales del personaje es que doña Catalina fue el producto de un mestizaje. Como es bien sabido don Pedro Lisperguer, alemán, según se cree paje de Carlos V y supuestamente descendiente de una casa ducal, miembro de uno de los clanes más prominentes de la colonia, entregó su mano a Águeda, hija de su compatriota Bartolomé Blumen y de doña Elvira, la cacica de Talagante. Hija de Pedro Lisperguer y de doña Águeda, nació doña Catalina Lisperguer Flores la cual casó con Gonzalo de los Ríos, que tuvieron como hija a “La Quintrala”. Por lo tanto se ve aquí un choque estamental y racial, fruto de la complejidad de los primeros tiempos de la colonia.
Si “La Quintrala” es famosa no es por su mestizaje, porque de ello hay y mucho en la sociedad chilena, si no por el origen y la fama de la familia Lisperguer (amén de otras complejidades). Pedro Lisperguer convivió al menos tres meses con el Emperador en Worms, y después durante otros seis meses viajó junto al Emperador por el sur de Alemania y los Países Bajos. Posteriormente, estuvo durante una década en España junto al conde de Feria, embajador de Felipe II en Inglaterra y miembro de su Consejo de Estado, con el que viajó 1554 a Londres, para asistir a la boda del entonces príncipe Felipe con María Tudor. En todo ese tiempo Lisperguer conoció y trató a los magnates más importantes del Imperio, y del reino de Inglaterra, entrando después en América con feudo imperial: “no embargante que es alemán y cualquier cédula que haya en contrario”, siguiendo las propias palabras del César.
Por lo tanto, la historia de “La Quintrala” está indisociablemente unida a la familia Lisperguer y todas sus parentelas en la época colonial. La fama de Lisperguer que entró en Chile con apoyo del glorioso emperador Carlos V, se extendió como una potente idea dentro del juego de identidades de la sociedad chilena. Y sí, es cierto que la historia de “La Quintrala” es un episodio eminentemente chileno, pero no es bueno para su difusión que intentemos apropiarnos de esa historia, interpretándola solamente bajo el palio del nacionalismo chileno.
Los Lisperguer, como es sabido también tuvieron gran protagonismo en el Perú, como nos demostró Zevallos Quiñones, con su trabajo “Los Lisperguer en el Perú”, donde muchas de sus ramas tuvieron una magnífica actuación, como es el caso de los Condes de Vega Ren, los condes de Vista Florida, los marqueses de Cañada Hermosa, los marqueses de Casa Concha, enlazándose incluso con familia de virreyes. Algunas ramas de los Lisperguer se establecieron en Argentina, dando lugar a destacados linajes como es el caso de los condes de la Casa Real de la Moneda. También los Lisperguer son importantes por el origen alemán de Lisperguer y hay muchísimas cosas que estudiar en ese pasado alemán. Pero lo que es realmente inédito es su vinculación con España a través de la familia Wittemberg.
Efectivamente, Pedro Lisperguer llevaba por segundo apellido el de Wittemberg, y su familia fue una importante familia alemana que se dividió en dos líneas: una de ellas se estableció en Hispanoamérica y la otra en España. La familia Wittemberg fue una de las familias extranjeras más importantes de la península ibérica durante los siglos XVII y XVIII dando lugar a linajes como el marquesado de Isla Hermosa, el marquesado de Velásquez de Velasco, el marquesado de Valdeflores, Vizcondes de Sierra Blanca, condado de Villa Amena de Cozbijar, así como el prestigioso condado de Floridablanca, al que está asociado la grandeza de primera clase, además de un sinfín de importantísimas familias.
Esto nos ofrece una oportunidad única para que la historia de “La Quintrala” sea conocida en Europa. Por tanto, la obra que yo he escrito y de la que tanto he hablado a través de este blog, “Los Lisperguer Wittemberg: una singular familia alemana presente en la historia de España y Chile”, es una obra que no puede y no debe interpretarse en clave de nacionalismo chileno, sino en clave universalista. Es cierto, que el centro de gravedad de la familia Lisperguer se ha desplazado desde Chile hacia España con el que ahora compite y tiene que repartir su protagonismo. Pero también ello nos ofrece una nueva vía, un puente para liberarnos del aislamiento de Chile y que la historia de “La Quintrala” sea conocida en Europa, deviniendo verdaderamente universal.
No está de más decir que el carácter híbrido de mi obra, repartida entre dos nacionalidades no es el único. Ese mismo carácter lo encontramos, por ejemplo, en “Los solares de Castilla” de Domingo Amunategui Solar, en “La antigua capitanía general de Chile” de Juan Luis del Espejo, en “El Reyno de Chile” de Roa y Ursúa, y tantos otros que unieron los linajes coloniales con sus antepasados hispánicos.
Sin embargo, no obstante todo lo dicho aquí, algunos pasos se han conseguido para alcanzar esa universalidad de la que tanto estamos hablando. Efectivamente, en Copenhague, Dinamarca, el día 2 de septiembre del 2004, se estrenó la ópera La Quintrala, (Catalina de los Ríos Lisperguer) del compositor danés Lars Graugaard, permanente colaborador de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Esta ópera fue un encargo de la Unión Europea en la que participaron, de Dinamarca, el compositor anteriormente mencionado; de Alemania, el director de escena Claus Martin y, de Suecia, la libretista Greta Sundberg. Con un total de 40 funciones La Quintrala recorrió diferentes ciudades en Alemania, Suecia y Dinamarca.
En alguna ocasión he podido leer que Holliwood preparaba una gran súper producción de “La Quintrala” con actores americanos, como se hizo por ejemplo, con “La casa de los espíritus” de Isabel Allende o "Evita" protagonizada por Antonio Banderas y Madonna. Y no es tan descabellado como pudiera parecer.
Por lo tanto, quisiera resaltar una vez más que mi obra (Los Lisperguer Wittemberg: una singular familia alemana presente en la historia de España y Chile), a punto de publicarse, aporta mucha información inédita sobre la familia Lisperguer Wittemberg, constituye un giro copernicano frente a cualquier planteamiento precedente de la temática y supone una revolución científica en lo que se refiere al origen de los Lisperguer y su desarrollo en Europa. Todo ello es de trascendental importancia para comprender la figura de “La Quintrala” y contribuye a que su difusión sea verdaderamente “universal”.
Daniel Piedrabuena Ruiz-Tagle
P.D. Estimados lectores:
El título del libro ha cambiado. La primera parte titulada "El conquistador alemán Pedro Lísperguer Wittemberg: De cortesano de Carlos V y Felipe II a célebre precursor de Chile, ya se puede adquirir en Amazon en su versión digital e impresa. Gracias. DPR.
Recientemente he publicado un artículo sobre el origen de la familia Lisperguer Wittemberg en la centenaria Revista Atenea. Te invito a conocerlo, te sorprenderá:
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Recientemente he publicado un nuevo libro, muy novedoso en el contenido de esta temática, titulado Los Lísperguer Wittemberg: una familia alemana en el corazón de la cultura chilena: Identidad y esplendor de la primera familia colonial de Chile.
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Gracias
Daniel Piedrabuena Ruiz-Tagle